El dios tirano, consecuencia de un mundo violento, de
circunstancias dolorosas, de odiosos que condenan porque no se aceptan como son
y mucho menos aceptan a los demás, ese mini dios imaginado por el hombre, ¡No
existe!
Contundente verdad, aunque la duda pueda ser piedra en el
zapato de la divinidad, pero una humanidad incomunicada con sus creadores (porque
no solo ha intervenido un ser en la creación, fueron muchos y muchos los que
aún continúan controlando la creación, la dirección lógico que si recae en el
origen de todo, pero él no es egoísta como para vanagloriarse por lo creado) le
cuesta entenderlo.
Ha sido la mala palabra del hombre la que difamó todo, queriendo
arrodillar a los otros, se inventó un mundo infeliz que debía resarcirse con
sufrimiento para obtener el favor divino, mentiras que aún se pregonan y en las
que aún se cree como ciertas.
El iracundo dios, no puede existir en una mente crítica y
en un alma humana. ¿Por qué castigar como hombres a niños inocentes que aún no
saben vivir de acuerdo a como sus padres desean?, ya que no lo comprenden y
menos con sufrimiento eterno, es que la palabra eternidad se sale de toda
lógica.
Es el hombre imperfecto creando un dios imperfecto a su
imagen y semejanza, desvirtuando la posibilidad de una realidad mucho más
hermosa y menos trágica.
Es la consecuencia de imaginaciones salvajes viendo el
torrencial aguacero con rayos y centellas, miedosos, endilgando bravuras al
cielo y sus habitantes, por no haberse tomado la molestia de ir a la escuela o
buscar en los libros y así vislumbrar la realidad.
Para ello es necesario despertar el entendimiento, de lo
contrario la insensata gente seguirá temiendo a un ser que solo puede amar…
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