CARTA DE UN HIJO ADOPTIVO…

Llega el momento en que se presenta el gran obstáculo, porque es preciso emprender el viaje interior, se hace necesario hacer la auto evaluación de lo vivido hasta ahora… ¿cuantos aciertos?, ¿Cuántos fracasos?, ¿cuántos sueños sin cumplir?, aún queda tiempo, la existencia adquiere su verdadero valor, se llega a desnudar el alma, sabiendo que no hay nada que ocultar, todo tiene la importancia necesaria, se aprecia al ser como lo que es, un acompañante en el viaje, empiezan a florecer los valores que engrandecen al ser humano, la tolerancia, la humildad, la sonrisa sincera, el agradecimiento desde la profundidad de una mirada, la calma de quien sabe que el afán no tiene sentido, la caricia, como medida sentida llena de afecto para prevenir agresión, el ser que encuentra su más grande obstáculo, crece lo necesario para continuar el viaje, los demás lo rodean, sienten que ha llegado la hora de partir, se habían olvidado que tan importante era aquel ser en sus vidas, ahora entienden que todo aquello que se quiere expresar, debe ser expresado y más si es el cariño, el amor lo que se ha reprimido, tan cierto es que Dios escribe derecho en renglones torcidos y aquello que se ve como mal potencial, se convierte en el más grande afianzador de la unión familiar…