Me encuentro con
historias, con personas que me confirman, que un problema de nosotros como
colombianos tal vez como seres humanos es que esperamos resultados rápidos pero
sin cambiar de hábitos.
Esperamos bajar
de peso sin hacer ejercicio, esperamos estar saludables sin cambiar hábitos de
vida, sin cambiar comidas que sabemos que nos hacen daño, pero por terquedad y
disfrute nos resistimos a dejarlas atrás.
Cuando ya la
enfermedad existe, se consumen medicamentos esperando que ése sea el elemento
milagroso y no se acentúan otros cambios. Al médico se le miente en la consulta
siendo el paciente el engañado. Se ocultan otros medicamentos que se consumen,
remedios formulados por otros médicos, otros facultativos de otro tipo de
medicina alternativa, por familiares y amigos.
Y en esa mezcla de
nuestra cotidiana idiosincrasia, terminamos cada día peor, porque el resultado
esperado con ansía es salubridad ya. Y como no llega, se pasa a otra opción, oración
al creador, visita a líderes espirituales, psicológicos o charlatanes que
también los hay.
Y si uno es
analista, puede que el padre creador intervenga en la tierra, pero si lo hace,
lo hace generalmente en vías de crecimiento espiritual, no tanto en lo
material. De lo contrario tanta guerra ya hubiese sido atrancada, tanta
enfermedad, ya hubiese sido curada, tanto problema ya hubiese sido solucionado.
En nosotros está
la solución, el diferente acontecimiento depende de la voluntad para mejorar y
prescindir de lo dañino o profundizar en el daño corporal y sufrir las
consecuencias…