Entre más seguidores, el ego en el mundo virtual se
acrecienta hasta dimensiones, en donde el artífice de la cuenta cree tener el
mundo en sus manos.
Sin embargo, muchos seguidores no necesariamente son
seguidores leales, con cuerpo y alma entregada a su señor o señora para
cualquier caso. Por el contrario, muchos son contradictores, solo que llegan a
determinada cuenta a hacerle la vida imposible a quien encarna el objeto de su
odio.
En twitter, quienes tienen miles de seguidores, tras cada
tweet, no siempre logran siquiera llegar al 1% de este cumulo de cuentas que
los siguen, simplemente sus cifras son números, pero no necesariamente representan
a personas pendientes de lo que diga el sujeto que despierta odios y amores.
Muchos lo ven como sinónimo de poder, pero el poder bien
entendido tiene que ver, con llevar a un determinado grupo de personas a hacer
algo con cierta obligación, aunque realmente no quieran. Por eso el tirano
realmente tiene poder sobre una determinada población, en base al miedo que
despierta.
Y cuando el ego se crece, el habitante del cuerpo
idolatrado se siente superior a cualquier ser que lo rodea, sus actos inmisericordes
pueden llegar a ser aplaudidos, pero también condenados.
El sensato, no cree en seres humanos superiores, los ve y
se aleja, va y lo contagien de tan virulenta enfermedad.
Y como la cima es la meta, compran conciencias, venden espectáculos,
muchas veces denigrantes para ellos mismos, pero aun así siempre alguien
llegará a superarlos, y en esta guerra, como en toda guerra, todos pierden.
Algunos, la intimidad, otros muchos, el control sobre sus pensamientos,
algunos, la cordura y quizá la red se preste para que también se estanque el
alma…
Ragde47
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