Las
almas nobles no tienen deseos conflictivos, sus acciones tienden siempre hacia
el bien común, por ello su escudo solo puede contener los objetos que sacien
sus necesidades naturales.
Por
el otro lado se encuentran hombres y mujeres que tienden hacia el conflicto
como forma de vida, la imposición de sus ideas sobre los demás tiende a hacer
de los pueblos, pueblos atrasados. En estos momentos Corea del Norte corre el
riesgo de entrar a conflicto con Estados unidos por las malas decisiones de su
líder, un joven dictador heredero de una dictadura de cerca de 50 años, cuyo
legado es el atraso de un pueblo que no tiene contacto global.
La
guerra y la paz en los pueblos empieza gracias a los integrantes de estos pueblos
y la manera como se enfrentan los problemas, si las dificultades se resuelven
de forma bélica, es la guerra la que los espera, pero si por el contrario estos
malentendidos se resuelven de forma civilizada, de una manera dialogada y concertada
la paz sin lugar a dudas será la meta alcanzada.
Que
tanto pueden hacer los unos frente a las armas de los otros, aparentemente
poco, sin embargo cada acción llena de humanidad hace más por los hombres, que
el grito iracundo reclamando ante una injusticia, la guerra reclama
belicosidad, la paz requiere tranquilidad y entereza para enfrentar un posible
conflicto, pensar y tomar decisiones difíciles pero certeras.
La
resolución de conflictos ante hombres de guerra, requiere enfrentarlos ante el
hecho de que su fuerza es menor y las consecuencias de sus actos vienen con
tinte de derrota. No es en el campo de batalla donde se vencen a los tiranos,
es en la mesa de diálogo donde se convencen con tacto y convicción.
Dos
escudos, uno de ellos tiende a desaparecer…
Ragde 47
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