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Alguien me dijo:

"Todo lo que pasa en la vida tiene una razón de ser, Dios no deja nada al azar"

...así mismo dile a los que están en la película contigo, que no todo fue planeado así, pero la idea general está plasmada en cada experiencia vivida, que el Dios del amor, que controla su creación no sabe del error, no puede equivocarse porque dejaría de ser quien es...

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lunes, 29 de julio de 2013

Ciudadano correcto


Busqué ciudadano correcto en google imágenes y fue la primera imagen que me mostró. Eso para mi es un indicativo de lo mal que andamos como sociedad; ya no reconocemos un ciudadano correcto y uno que aparenta rectitud.  


Utilizar las cosas para nuestro beneficio está bien, siempre y cuando se asuma como parte de nuestro ecosistema social, la presencia digna de quienes nos convierten en parte de una sociedad. En la sociedad que vivimos, el aprovechamiento de cada circunstancia a nuestro favor, nos puede llevar a tolerar en nosotros, la mentira, el engaño, la deshonestidad y demás inmoralidades que en el otro son criticadas, pero en nosotros son disimuladas.

En ese actuar, que busca convertirnos en el ciudadano correcto, aquel que paga sus impuestos sin disminuciones con prácticas maquilladas, aquel que en su trabajo, no acepta que se le oculten con mentiras, verdades al cliente de cualquier servicio prestado, aquel que ante una incorrección la asume y está dispuesto a recibir las sanciones por su falla, aquel que todos queremos, pero del que pocos se apropian con integridad.

Y es que es difícil. Ese correcto actuar tiene que ser una costumbre adquirida en el diario desarrollo de nuestras actividades, de lo contrario, solamente es una difusa marca no real de lo que queremos ser y no de lo que somos.

¿Y qué somos? Una sociedad con múltiples fallas y falencias, de ahí provienen nuestros problemas, con niños que se hacen padres a una corta edad y por inexperiencia, crían hijos con una alta probabilidad de rebeldía, con desobediencia a la autoridad establecida, que no aceptan reglas y demás dictámenes que propenden por encarrilar a una determinada sociedad hacia un rumbo trazado.

En el mejor de los casos, son los abuelos quienes les entregan valores familiares, pero qué abuelo reprende a su nieto, cuándo ya quemó esa etapa con sus hijos. Así que la malacrianza puede hacerse viral, pues sin autoridad establecida en el hogar, difícilmente van a verla en el profesor, en el policía, en el guarda de tránsito, en las normas constitucionales, en las reglas que los incluyen pero que sin su apoyo son letra muerta.  

Y nosotros no somos mejores, por algo la sociedad camina en medio de las diversas guerras. Nuestros padres tampoco lo fueron, ni nuestros ancestros, pero ello no es excusa para continuar siendo parte del caos y no de la solución al problema, siendo ese ciudadano correcto. Para que los demás empiecen a replicarse con nuestro ejemplo y la bienaventuranza llegue por nuestro hacer y no sea un milagro esperado que no va a llegar, porque Dios tiene mejores cosas que hacer.

La labor puede ser tan ardua, que si lo asumimos en verdad, podremos sentirnos rendidos en ocasiones, como si nos fuera propuesto barrer el desierto del Sahara. Pero si tenemos claro nuestro objetivo, sabremos que nosotros no lo lograremos, será en una sociedad del futuro donde va a verse ese desierto limpio y sin rastro de arena, gracias a la labor en conjunto de cientos de miles de ciudadanos que sabían lo que querían.


Ragde 47

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