Venida de la casa de Dios
De la mano creadora de Jesús
De los seres que alimentan todo
perfume de vida.
Desde
allá a acá, tan solo le tomó un instante
Un momento de decisión
Un sí fue suficiente para llegar a
nuestro lado.
Sabedora de las dificultades
Que atañen a nuestro mundo,
Valiente, decidió enfrentarlos.
Se subió a la cima
Sin capa ni espada
Se lanzó al mundo a afrontar la vida.
La heroína en miniatura
Abrió sus ojitos,
Fueron luz para el mundo de sus
padres.
Luz incandescente, que más que
enceguecer,
Abre la mente más allá de la
comprensión humana…
La vida se impregnó de más vida,
La razón sucumbió ante el corazón
humano,
Que importa el mundo,
Si lo más importante es tan frágil,
Delicado, vestido de bebé.
La ruina del hombre es no saber,
El pobre sería feliz,
Si dimensionara la creación,
Le diera el verdadero valor a la vida
Y supiera de dónde venimos y hacia
donde marchamos…
Valentina la soñadora lo sabe…
Ragde 47
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