En
los reinados se tilda a las reinas de tontas, pues sus respuestas en las fases
finales de la exposición de sus cuerpos, son superficiales y ausentes de
brillantez. Sus mentes no responden con similar ventaja, en los tensionantes
momentos en que se juegan el futuro de sus carreras ya proyectadas.
Para
ellas Sócrates y Platón pueden en esos momentos convertirse en unos hermosos
carros griegos de lujo, a ellas no las escogen por su brillante desempeño
escolar y universitario, las llevan allí, porque tienen un cuerpo perfecto, de
acuerdo a los estándares con que se mide
la belleza, según los sabios entendidos en la moda.
Y
por lo mismo, no deberían esperar sabias respuestas, por lo contario, deberían
aguardar lo que cualquier persona que cultiva el cuerpo y se olvida de la mente
puede llegar a entregar.
Las
preguntas deberían ser más acordes al evento que se realiza. Deberían
preguntarles cuantos estilistas han visitado, cuantas cirugías fueron
necesarias para terminar la gran obra, que marca de champú usa para tener tan
sedoso cabello, según requerimientos de los patrocinadores, cuando se
profesionalice, va a ejercer o su título adornará la biblioteca de su esposo
político lleno de libros sin leer.
Todo
se resume en la fantasía de una niña mimada, con padres cegados por el dinero y
la fama.
La
belleza física no se mide, se aprecia; no se valora por gente sin valores; no
es arte modelado en las salas de cirugía, sino que pulula en el sentido común
de las personas sensatas.
En
el trasfondo de lo realmente bello, se encuentran los que no saldrán jamás por
televisión, porque le huyen a la fama, porque saben que el icono del momento,
será el olvido del mañana, de una sociedad que se cree mejor que los demás,
pero aniquila al menor parpadeo, porque les dieron papaya.
Ragde 47
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.