Puede parecer una actitud derrotista, pero si quien
practica el silencio lo hace debido a que encuentra políticamente un
representante a sus ideas, su silencio simplemente es la confianza plena en la
actuación de quien obtuvo su favor.
Muchas luchas en las redes sociales se dan tan solo
allí, estas ideas no llegan a trascender al campo de acción social, ya que no
cuentan con representantes que puedan darles fundamento gracias a su poder.
Entonces más que luchar en las calles, gritar y hacer
eco de cualquier idea, es escoger bien a la hora de elegir a quien pueda llegar
a representarnos en algún cargo de poder.
Lo único que nos corresponde como ciudadanos es
trabajar diariamente, y esperar que aquellos a quienes elegimos lo hagan con la
idea de buscar lo mejor para todos.
No se trata de vivir socialmente indiferente ante la
tragedia ajena, sino de entender cómo se han suscitado los cambios sociales y
con ello aprovechar los momentos en que el todo se satisface ante un nuevo
cambio.
Dios padre no da la mano para que estos cambios se
den, simplemente permite que se den, siempre y cuando así lo creamos, pero
somos nosotros a través de la fuerza colectiva entregada a una persona los que
propendemos por cada cambio, generalmente en base a la lucha, pero cuando la
inteligencia predomina, el cambio se presenta con la tranquilidad y la certeza
del arroyuelo que emana sus aguas hacia el mar.
“La pobreza es el legado de personas egoístas que se
satisfacen con mucho, indiferentes ante la necesidad de su prójimo”
Edgar 47
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