El reguetón, la champeta y maneras de bailar
similares, incitan el deleite sensual de aquellos que se dejan provocar, sin
embargo el hecho de bailar no necesariamente viene ligado a los embarazos no
deseados de la población juvenil.
Si los padres fuesen más responsables de su labor
supervisora, sus hijos no caerían fácilmente en el deleite sexual
irresponsable, porque no se trata de ser amigo, ya que este papel le
corresponde a personas de su misma edad, por lo que los padres vienen a ser más,
guías que amigos.
Son la voz de la conciencia en momentos de dificultad,
es el consejo a tiempo, el oído provechoso, siempre y cuando se tengan buenos
hábitos comunicativos, de lo contrario la sorpresa estará a la vuelta de la
esquina y ya no habrá mucho que prevenir y si muchas responsabilidades que
asumir, ya que ningún joven se encuentra en capacidad de responder ante una
paternidad o maternidad antes del encuentro con el trabajo cotidiano.
Y es por ello, que por muy provocativos que puedan ser
este tipo de bailes y música, si se encuentra la juventud preparada, prevenida
y aconsejada, difícilmente la consecuencia va a ser un embarazo no deseado.
Los hijos son el reflejo de sus padres, cuidadores y
guías de referencia con los que desde la niñez se han ido formando, por lo que
cuanto hábito, ya sea bueno o malo, se impregna en su ser y da cabida a
perjuicios o beneficios según la calidad de los
mismos…
Ragde 47
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