El refulgente sol
Clamando salir, pasada la noche.
El doloroso frío
Amilanando al ser
Que despierta al nuevo amanecer.
La rosa despuntante
Que se mira graciable y delicada.
La daga que impele
Dañando a su paso.
El suave aroma que impregna los días,
Que se escabulle por cualquier rendija
Para agradar el olfato perspicaz…
El animal clamando salir
Del corazón humano
Atrapado en pasados tristes
Y alejado de la risa y la alegría…
La calma precedente de tormentas
Tranquila frialdad que parece no
humana,
Los detalles que engalanan
La majestuosa obra por descubrir…
El plagio de la verdad
Azuzada con mentiras
Vertiendo veneno en las heridas
Para ver sangrar al ser herido
Y regocijarse con su locura…
La lepra de la palabra
Incómoda, fastidiosa
Hiriente, sin silencio…
El dulce sabor del saber,
Del entender, del ver sin preguntar,
De la otra mejilla desafiante al
infractor,
De ser y parecer,
Poder oculto
Que te eleva más allá de las
estrellas…
No escasea la vida
Ya que Dios padre es abundante
Ragde 47
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