La vida en la tierra podría parecerse a nuestros dientes
de leche, un ensayo que busca inculcar cuidado al ver consecuencias cuando los
perdamos, para cuando lleguen los de larga duración estemos comprometidos a no
acabarlos, sabiendo el valor que tenían cuando faltaron.
Y como no hay verdad absoluta en ésta vida que nos ha
tocado vivir, habrá que dejar el cuerpo físico para comprobar si tenía o no
razón, solo es una ocurrencia de tantas que surgen porque somos pensantes.
Y si fuese así, no debería preocuparnos el perder la vida
en un instante, al fin y al cabo vamos a tener la verdadera vida más allá de la
muerte corporal.
Si las ideas convergen en la existencia tras el sueño
mortal, a aquellos humanos que nos identificamos con esta esperanza de vida,
debería obligarnos a vivir intensamente el día a día, buscando con ello, sacar
el mayor provecho a cada vivencia, eso sí, si la creencia también está
fundamentada en el bien, no se hace necesario vivenciar las malas acciones que
sabemos hacen daño.
Pero si no se considera que hay vida tras la muerte, en
ese aprovechamiento de la existencia, también debiese buscarse un buen vivir.
Pero una vida sin esperanza podría tornarse triste, conflictiva, y tal vez esos
dientes de leche se caigan antes del tiempo estimado al no tener los cuidados
requeridos…
A cada quien corresponde sacar el mayor provecho a la
vida que le ha tocado vivir…
Ragde 47
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