Basta con rememorar el pasado y la historia humana para ver el porqué. La maldad y la bondad marcan con tinta resaltada el trascurrir de nuestras pisadas en esta tierra. Quienes son recordados o resaltados dentro de los millones de seres humanos que han habitado este planeta, se encuentran hombres de acciones marcadas con el sello exaltado de el bienestar general, al igual en la contraparte se encuentran aquellos cuyo legado fue el dolor, el sufrimiento y el egoísmo puro.
La guerra, la muerte y la sangre humana derramada, hacen de la maldad una marca para no olvidar, tal vez buscando con ello que la estupidez no se repita. Así mismo, la alegría, la pro-vida y la osadía positiva, son marcas humanas que resaltan la grandeza del ser humano, inculcando en los corazones, la búsqueda y la absorción de valores, para fortalecer la muralla que detiene las acciones negativas.
Hitler, Napoleón y sus similares, sembraron miedo y terror a su paso, y solo su muerte entregó tranquilidad a una humanidad desasosegada y humillada.
Jesús, Da Vinci, Beethoven y cada gran hombre que aportó su granito de arena, para que la humanidad fuese mejor, hoy por hoy están en la memoria humana y en los museos están sus legados.
¿Porqué escoger hacer el bien en lugar de hacer el mal?, por la sencilla razón, que nuestro bienestar social y psicológico depende de la bondad, ya que ella nos genera tranquilidad, alegría y autoestima, por el contrario la maldad genera intranquilidad, conflicto constante, persecución, daño ajeno y propio.
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