Se
me dificulta dejar de lado un mal libro (que no me gusta), una película
aburrida, una comida desagradable. Por extrañas razones, generalmente termino
aquello que comienzo. No puedo decir hasta aquí, no va más, no quiero más de
esto. No por sufrir, tal vez con la esperanza de sacarle algún beneficio a algo
que en mi parecer momentáneo no lo tiene.
Preguntándome
¿por qué lo hago?, no veo razones, ni obligaciones morales o autoimpuestas,
debe ser una característica más de mi personalidad, un toque más del repostero
divino haciendo este delicioso postre jajajajaja, tal vez mi identidad, habría
que abrir al mundo mis ingredientes:
Un
toque de sinceridad, humor con las personas cercanas, distante con los
desconocidos, una sonrisa es mi carta de presentación a quién ya ha entrado en
mi corazón, haciendo parte del jardín de recuerdos. El silencio que escucha es
mi voz sonante de su importancia, el pensar demasiado, el escribir a ratos y el
hablar lo necesario, son la huella de el espíritu que me habita.
El
terminar lo comenzado me ha enseñado que a pesar de las dificultades, no es el
final del camino la desesperanza. La desdicha hace parte del camino por
recorrer, pero en la película particular de cada ser humano, se debe hacer todo
el recorrido y no optar por salirse a mitad del mismo.
Cuando
el cansancio acecha, es mejor recobrar el aliento y continuar hasta encontrar
la meta al final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.