En esos momentos de angustia existencial, en donde una
mala persona, un mal jefe, una persona que puede influir negativamente en la
vida que llevamos, sería bueno tener un punto de referencia que nos pusiera los
pies en la tierra y evitara la toma de una mala decisión por el influjo de los
hechos.
Cuantas personas han pensado en algún momento de sus
vidas en dejar el trabajo, en gritarle a su jefe, en desahogarse con el que
tenga enfrente, en confrontar a una persona exasperante, siendo subordinado o del
área de atención al cliente.
La realidad es que ante hechos de dificultad, somos
vulnerables a dejarnos llevar por la rabia y el dolor, y esto podría
acarrearnos dificultades mayores.
Cuando hablo de un punto de referencia, me refiero a
una circunstancia en la que nos hayamos involucrado y hayamos caído en la
exasperación, en trabajos difíciles donde no nos hayamos sentido tranquilos, en
dolores humanos donde el momento fue de profundo dolor. Esto podría estar
presente en nuestros días, para comparar y ver que aunque la ocasión es mala,
no es tan mala como la que acaeció en aquél momento.
Con ello evitaríamos dolores posteriores como el hecho
de hallarnos sin trabajo, con hijos por alimentar, cuentas por pagar, y
circunstancias que inevitablemente van a seguir su curso normal.
Pero si definitivamente lo que vivimos es lo peor de
lo peor, no hay otra medida que tomar, difícil pero hay que renunciar, buscar
salidas en otro lugar, con otras personas y en un ambiente diferente en el que
nos desenvolvemos…
Ragde 47
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