La sociedad del consumo construida por personajes encargados
del gasto masivo publicitado, nos fue obligando sin darnos cuenta, a comprar en
masa productos con envolturas desechables y hoy en día, todo contiene basura.
Vas al mercado y todo está protegido por plástico,
bolsas, cajas de cartón, envolturas que si bien protegen el bien a comprar, más
tarde serán parte abundante de la basura que llegará a los rellenos sanitarios
de las distintas poblaciones del país.
Y el remedio ya no es tan fácil de concebir, pues la
sociedad en su conjunto no se mueve tan rápido como si lo hace al momento en
que crea los problemas. Nos hemos convertido en el peor mal para el resto de
seres vivientes.
Nos creemos con derecho a tomar todo para nosotros
como humanos, sin ver derechos en los demás seres vivientes que pueblan el
planeta. El animal superior pensante, evolutivamente más perfeccionado, va a
terminar revolcándose en su propia miseria si no paramos tiempo.
No se trata de esperar que la bola de nieve crezca al
máximo para así si, por obligación del problema generado, tomar las medidas
pertinentes. Es ahora, no mañana cuando debe comenzar el aminoramiento del
montón de basura producido por cada ser humano, que en conjunto se vuelve
toneladas.
La solución es sencilla, cada uno en su individualidad,
debe, como deber humano, disminuir la cantidad de desechos o procurar colaborar
con maneras efectivas de reciclaje aséptico para que el mal hecho no se nos eche
encima…
Ragde 47
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