Vivir es reír, sonreír, bailar, saltar, gritar de
emoción, pasarla rico, vivir bien, satisfaciendo placeres, vitoreando el alma,
aderezando la vida con momentáneas satisfacciones del ser, con gratificaciones
laborales, materiales o económicas y llenando el alma con buenos momentos.
También es sufrimiento, nos encontramos con el llanto
infantil, con la enfermedad, con la ausencia de los seres queridos, con el
normal alejamiento de quienes estuvieron cerca en los días de dicha (dígase
amigos, familiares, amoríos) porque los caminos humanos no siempre fueron
trazados para vivirse a la par de los demás.
Inclusive también es llenar el “buche”, degustando una
buena comida, el ojo, apreciando la belleza en el otro género sexual, comprando,
gastando o malgastando, empobreciendo el alma, enriqueciéndola, mostrar las
fauces del feroz ser que podemos llegar a ser.
Es hacer todo aquello en lo que se nos permite actuar.
Construir y destruir, forjar o deformar, ayudar o incapacitar, apreciar u
odiar.
En lo grande está el ojo, en lo pequeño el alma, en la
basura la grandeza de quien no desperdicia nada, en la bifocalidad de la vida
está la misma vida, empeñada en que todo se viva, que todo se experimente, que
todos se involucren, que todos se juzguen, que cada uno aporte ese granito de
arena necesario para experimentar el viaje a la playa…
Ragde 47
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