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Alguien me dijo:

"Todo lo que pasa en la vida tiene una razón de ser, Dios no deja nada al azar"

...así mismo dile a los que están en la película contigo, que no todo fue planeado así, pero la idea general está plasmada en cada experiencia vivida, que el Dios del amor, que controla su creación no sabe del error, no puede equivocarse porque dejaría de ser quien es...

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martes, 16 de diciembre de 2014

ADOLFO Y JESÚS 2/47


Lo valioso de la amistad, yace en su aproximación al yo…

Adolfo creció a la sombra de su gran amigo, ya que era Jesús quien le prestaba los trabajos escolares, quién le adelantaba sus cuadernos cuando no copiaba los dictados en clase, en contraprestación, Jesús recibía salvaguardia cuando compañeros de estudio querían abusar a golpes de él, ya que era físicamente uno de los más débiles.

En el desarrollo de sus años juveniles, su amistad se afianzó, cuando en cierta ocasión, Jesús salvó del ahogamiento en una de las quebradas del pueblo a Adolfo, pues en una de sus peripecias habituales cayó mal en un clavado y quedó inconsciente, de no ser  por su compañero de travesías, uno de nuestros personajes no hubiese seguido con vida.

En las tardes se reunían con varios compañeros de estudio y hablaban durante horas,  varias veces hablaban más de la cuenta, pues cierto gusto juvenil por la vulgaridad y las cosas indebidas, hacían las conversaciones más jocosas, de acuerdo a su entendimiento sobre el humor.
  
Los noviazgos no se hicieron esperar, aunque Jesús menos entrador con las mujeres, tenía que ver constantemente como Adolfo enamoraba a las muchachas que a él le gustaban, y todo esto, porqué él no se atrevía a abordarlas con la soltura con que Adolfo lo hacía.

En un comienzo, esto representó dificultades en la amistad de los dos, pero tras una conversación abierta, Adolfo adoptó una medida sana, preguntar antes de conquistar, esto con el fin de que Jesús, no se sintiera herido.  

En alguna que otra ocasión, terminaron compartiendo novia, con visitas a escondidas a la mujer amada, pero a sabiendas de los dos, con ello terminaban haciendo apuestas a ver quién era capaz de lograr llegar más allá de los simples besos. Nunca pelearon por esta circunstancia, los dos disfrutaban cada encuentro y lo hacían más, cuando lo contaban al otro.

En el colegio, fueron  muchas las refriegas en las que se involucró Adolfo, por eso las cicatrices en su rostro eran la marca imborrable de las batallas más complicadas y en las que tuvo que ser auxiliado. Sin embargo, parte de su encanto y de su buen haber amoroso yacía en este hecho, pues por alguna razón, el corazón femenino veía con buenos ojos a quienes podrían volverse delincuentes juveniles. Tal vez el mal es más atractivo por la volatilidad que lo envuelve en su desarrollo, los días nunca son iguales o monótonos.

Así trascurrieron los días, hasta que finalmente se vieron frente a frente con la graduación como bachilleres. Jesús tenía proyectos hacia el futuro, al contrario, Adolfo no había planificado su porvenir, ni él, ni sus padres podrían asegurarle un cupo en alguna Universidad de la capital Colombiana; por parte de él, ya que perdió el examen del ICFES, indispensable para poder aspirar a ingresar a las mejores carreras y sus padres, ya que no existía ningún ahorro que pudiera facilitarle el ingreso en alguna Universidad privada.

Los padres de Jesús, más precavidos, habían ahorrado durante años, para que sus hijos ingresaran a la Universidad pública, y teniendo en la capital un tío por parte de su padre, Jesús viajó a emprender sus estudios superiores. Adolfo tuvo que estrellarse con la realidad…


Ragde 47

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