La
sociedad perdió su rumbo cuando la acción de barrer adquirió el carácter de
ciencia, cuando los tontos llegaron al poder
y trataron de hacer de lo sencillo y cotidiano un trabajo difícil, con
la serie de procesos y procedimientos trataron de limitar el acceso al trabajo
a la mayoría, con restricciones tituladas.
Los
estudios profundos dejaron de ser fundamento de la sociedad, para entrar en la
esquina de los despreciables y poco apetecidos. Se escribió y reescribió cuanta
acción ejerce el hombre, se le puso trabas hasta a las acciones sencillas como
el morir.
Se
cegó el hombre por la ambición y el dinero fácil, sin esfuerzo alguno. Y
cuantos quieren se recargan en el resto de la sociedad, esperando que la
solución llegue por vías judiciales, la ciencia de la mentira y de tramitar con
ella, llegó a la cumbre de la mejor manera de ganarse y garantizarse la vida.
Con
la maña de complicarlo todo, esperaron sentados a que los demás trabajasen con
esfuerzo, y al final ellos esperar su recompensa después de tanta tramitomanía
humana.
El
trabajo sencillo y la sencillez del mismo, es de hombres y mujeres
inteligentes, la complicación y el esfuerzo requerido en su realización, es el
legado de personas poco ilustradas y con ambiciones desproporcionadas.
Cuando
al poder se acceda gracias al ejercicio mental y no al lustre constante de la
personalidad de unos hacia otros, para obtener lo que por vías intelectuales no
se puede lograr, ese día la sociedad volverá a erguirse y continuar avanzando
como hombre y no como animal primario, sin principios o fundamentos sociales.
Ragde 47
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